Hoy tenemos la suerte de poder conversar un rato con Iñaki Martín-Subero, investigador del Centro Esther Koplowitz de Barcelona especializado en epigenómica biomédica y ganador en 2021 del X Premio Nacional de Investigación de Cáncer Doctores Diz Pintado. Iñaki nos abrió hace unos días las puertas de su laboratorio y nos explicó en qué consisten exactamente las investigaciones que está llevando a cabo actualmente.
¿Cuál es su función dentro del Centro Esther Koplowitz?
El Centro Esther Koplowitz (CEK) es mi lugar de trabajo, el sitio al que acudo a diario para realizar mis investigaciones. Dentro del CEK, actualmente soy el coordinador del grupo de investigación de epigenómica biomédica, un grupo formado por 14 personas jóvenes y entusiastas, que abarcan desde investigadores de doctorado o postdoctorado a biólogos computacionales o técnicos de laboratorio, en una labor de investigación muy integradora y siempre en estrecho contacto con el Hospital Clínic de Barcelona.
¿Qué tipo de investigaciones realiza dentro del CEK?
Fundamentalmente nos dedicamos a la rama de investigación de la epigenómica, así como a la investigación de las leucemias y los linfomas, es decir, los cánceres de sangres y ganglios linfáticos, desde el punto de vista de la epigenética.
¿Y en qué consiste exactamente la epigenómica o epigenética?
La epigenética es la ciencia que estudia cómo se regula la expresión génica. Para entendernos mejor, los seres humanos tenemos todos un mismo genoma: la mitad del padre y la mitad de la madre. Pero entonces, ¿cómo es posible que todas las células que tienen el mismo genoma, con el mismo material genético, den lugar a tantas y tan diversas funciones y formas celulares? Como por ejemplo las neuronas en el cerebro, los linfocitos en la sangre, los hepatocitos en el hígado,… Esto es debido a la epigenética, que es como un interruptor en los genes que hace que el ADN se abra para que el gen se exprese, o bien se cierre para apagarlo. De esta forma, cada tipo celular tiene una combinación diferente de genes abiertos y cerrados, es decir, una combinación distinta de interruptores. De esta forma es posible que el mismo material genético dé lugar a muchas funciones celulares dependiendo de qué partes de ese material genético se están manifestando y de cuáles están silenciadas. Otra forma de entenderlo sería decir que el genoma es como el hardware, mientras que la epigenética es el software que le saca todo el potencial.
¿En qué ayuda la epigenética en la lucha contra el cáncer?
En el caso particular del cáncer, las células sufren una auténtica revolución molecular: el genoma sufre mutaciones genéticas, pero también hay muchísimas alteraciones en la epigenética. Esto hace que las células crezcan de manera descontrolada. La epigenética supone un campo de estudio de gran relevancia en la lucha contra el cáncer porque nos permite conocer mejor las bases moleculares de esta enfermedad. Porque sólo conociendo el origen, las bases y la arquitectura molecular de estas enfermedades, podremos diseñar tratamientos cada vez más efectivos.
¿Qué le hizo dedicarse a la investigación y a la epigenética en particular?
La verdad es que de pequeño no podía imaginarme dedicándome a la investigación, ya que no fui buen estudiante hasta que entré en la universidad. Me dedico a la investigación por un cúmulo de circunstancias. Mi motivación actual para dedicarme a la investigación en biomedicina es el deseo de conocer cómo funcionan las enfermedades que nos generan sufrimiento, y tratar así de aliviarlo. Y en cuanto a la epigenética, durante mis primeros años de tesis doctoral e investigación postdoctoral me dediqué a la genética, en concreto a la detección de alteraciones genéticas en los linfomas y las leucemias. Fue entonces cuando aprendí que la epigenetica es esencial para comprender cómo funciona el genoma, y además la epigenetica es el puente mediante el cual el estilo de vida se conecta con el genoma. El estilo de vida es capaz de modular nuestro epigenoma y por lo tanto afectar a las funciones del genoma, para bien y también para mal, dependiendo de cómo vivamos..
¿Cómo puede el estilo de vida cambiar el epigenómica? ¿Podrías darnos un ejemplo?
Hay estudios muy interesantes al respecto realizados en ratones, en concreto de la cepa de ratón Agouti, un tipo de ratón que tiende a la obesidad, al cáncer, a la diabetes…debido a una mutación genética concreta. Pues bien, se observó que dentro de la misma camada, aunque todos los ratones tenían la misma mutación, ésta se manifestaba en unos ratones sí y en otros no dependiendo de la alimentación de la madre durante el embarazo (ácido fólico, vitamina B12,…). De esta forma se comprobó que cuando las células se dividen muy rápido en la fase del desarrollo embrionario, la epigenética se copiaba bien. La mutación se silenciaba en esos ratones y no se manifestaba ninguna enfermedad. De la misma forma, el estilo de vida (es decir, la alimentación, el comportamiento materno, el mal hábito de fumar, el ejercicio físico, la salud mental,…) puede silenciar algo escrito en el genoma y dar lugar a un organismo más sano. La epigenética es un campo de investigación que tiene implicaciones más allá de la vida en el laboratorio y supone una visión integradora y holística en la investigación de las enfermedades en general y del cáncer en particular.
El pasado mes de junio del 2021 recibió el X Premio Nacional de Investigación de Cáncer Doctores Diz Pintado, ¿qué supuso este premio para usted?
Yo nunca he recibido muchos premios, pero he de reconocer que cuando me llamaron por teléfono para comunicarme que me otorgaban este premio, me dio una gran alegría. Por un lado, porque supone un reconocimiento a todo el trabajo que hacemos, no sólo mío, sino de mi grupo de investigación. Y por otro lado, sentí una gran gratitud por todos los que nos han ayudado a llegar hasta aquí: porque nos basamos en investigaciones realizadas por otras personas, nos inspiramos en profesores que nos han enseñado, recibimos apoyo económico de instituciones…
¿Cuál diría que es el estado de salud la investigación científica en España?
Desde el punto de vista de talento y creatividad, la investigación biomédica en nuestro país goza de muy buena salud, con una gran cantidad de grupos de investigación y de artículos y estudios en publicaciones internacionales. Y desde el punto de vista del apoyo institucional, es cierto que es bastante mejorable. Hay que tener en cuenta que los investigadores apenas tenemos plazas fijas, que hay gente en el laboratorio que lleva 10 años investigando a alto nivel con contratos de 2 o 3 años. Esto no proporciona una estabilidad a largo plazo. Y como la dotación económica de los proyectos estatales no da para investigaciones de alto nivel y no hay dinero para contratos estables en la investigación, la mayoría del dinero viene de Europa. Y por lado, está la transferencia de la investigación al mundo real, donde estamos muy atrasados en comparación con países como Estados Unidos o Inglaterra y hacen falta empresas e instituciones que apoyen el desarrollo de productos y tratamientos que lleguen finalmente a los hospitales.
¿Qué le diría a los jóvenes que quieren dedicarse a la investigación científica?
Yo les diría que si tienen una motivación sólida y sienten que la investigación es su camino, por muchas dificultades que surjan, las atravesarán sin problemas y encontrarán muchas oportunidades.
Se habla mucho de la fuga de cerebros, ¿qué opinión le merece?
La investigación es parte del patrimonio humano, independientemente de dónde se haga la investigación. Se habla mucho de la fuga de cerebros, y es una pena la verdad, porque muchos investigadores que preferirían quedarse aquí se van al extranjero por la falta de buenas oportunidades y la precariedad laboral. Pero para los que eligen esta vía, resulta ser una experiencia muy enriquecedora. Yo estuve 7 años en Alemania y para mí fue clave tanto a nivel de formación como de madurez. Me fui a Alemania con el objetivo de aprender, no porque no tuviera trabajo aquí, y aunque estuve muchos años con contratos temporales y no tuve plaza fija hasta los cuarenta, me parece que es muy positivo cambiar de país y de centro. Pero siempre con posibilidades de volver a tu casa y poder desarrollar tu carrera en tu país.
¿Cómo valora la contribución de la Fundación Esther Koplowitz a la investigación científica?
Antes de existir el Centro Esther Koplowitz, los grupos de investigación del IDIBAPS trabajaban dispersados en varios edificios y con muy poco espacio. Personalmente, empecé aquí cuando se abría el centro, porque antes no tenía espacio para venir a investigar. Este centro nos ha dado la posibilidad de investigar mejor, nos ha dotado de espacio, de laboratorios, de equipamientos de alto nivel,… y nos ha permitido atraer a otros grupos de investigadores. Estamos muy agradecidos a la Fundación Esther Koplowitz porque gracias a esta iniciativa se hizo posible este centro de investigación.