Recientemente se celebró en Valencia el vigésimo aniversario de la residencia “La Nostra Casa Vall de la Ballestera”, un centro para personas adultas con discapacidades físicas y psíquicas de más de 6.000 m2 que Esther Koplowitz construyó y donó a la ciudad en el año 2004. Al acto acudieron, además de sus hijas Esther y Alicia, la alcaldesa María José Catalá, la concejala de bienestar social, Marta Torrado, la directora de la residencia, Jazmín Roig, y la psicóloga Berta, entre otras personalidades, acompañadas de los residentes y sus familiares. Fue un día lleno de encuentros, cariño y una inmensa emoción al ver cómo esta residencia se ha convertido en el hogar de tantas personas.
Un proyecto con alma para Valencia
Esta historia arranca hace más de veinte años, cuando nuestra fundadora Esther Koplowitz decidió construir una residencia en la ciudad de Valencia. Tras haber construido y equipado en Madrid y Barcelona dos residencias para mayores dependientes o con pocos recursos, la capital del Turia era el próximo paso en su obra social. La idea era construir una residencia que, al igual que sus predecesoras, contaría con una planta dedicada a las personas mayores que se encuentran en buen estado de salud tanto físico como mental, y otra planta dedicada a las personas con Alzheimer. Sin embargo, algo cambió sus planes iniciales.
En aquel momento, recién inaugurado el segundo milenio, era alcaldesa de Valencia la tristemente fallecida Rita Barberá Nolla, siendo concejala de bienestar social y progreso humanos Marta Torrada. Fue tras una conversación con ella cuando doña Esther decidió cambiar el rumbo de su proyecto para cubrir una necesidad que acuciaba a la ciudad de Valencia: contar con una residencia para personas adultas con discapacidades físicas y psíquicas.
En la Fundación Esther Koplowitz somos conocedores del ímprobo trabajo que realizan los padres de las personas con discapacidades, un trabajo que nunca cesa y donde los días se juntan con las noches. Por este motivo se decidió crear esta nueva residencia, un lugar donde sus hijos pudieran estar cuidados, les permitiera descansar y saber que, el día que no estén, se irán con la tranquilidad de saber que sus hijos serán bien atendidos.
De esta forma nació la residencia de Valencia La Nostra Casa Vall de la Ballestera, un centro concebid por Esther Koplowtiz para la ciudad de Valencia que cuenta con 60 plazas de residencia y 42 plazas de Centro de Día donde los padres pueden dejar a sus hijos y recogerlos al final de la tarde después de hacer sus trabajos.
Discurso de la alcaldesa de Valencia
Gracias Esther por ser una mujer con liderazgo, determinación, por apostar por este proyecto. Ojalá muchas mujeres como tú dieran estos pasos e hicieran estas contribuciones sociales que tanta falta hacen.
“Hace 20 años, esta casa abrió sus puertas y dio esperanza y cariño a mucha gente, como os he dicho anteriormente.
Por eso, quiero empezar por el principio. Es de bien nacido ser agradecido y, por tanto, este gran proyecto es obra de la Fundación Esther Koplowitz. Así que gracias, Esther, por ser una mujer con liderazgo, determinación, por apostar por este proyecto. Ojalá muchas mujeres como tú dieran estos pasos e hicieran estas contribuciones sociales que tanta falta hacen.
Y quiero agradecer también a sus hijas, Esther y Alicia, que hoy nos acompaña. Hace unos meses, estuvimos Esther y yo visitando estas instalaciones. Necesitaba unas pequeñas mejoras, nos pusimos manos a la obra y aquí estamos. Y Nuestra Casa sigue siendo la casa que todos conocemos. La mejor casa de Valencia.
Fue hace 20 años cuando se dio este paso al frente. Un paso al frente que en aquel momento era absolutamente pionero. Hay que pensar en hace 20 años y en todo lo que se avanzó con este proyecto innovador en este ámbito. 20 años después es como si hubiera abierto ayer esta casa, y hace 20 años que abrió. Era totalmente necesaria. Un lugar de excelencia en el cuidado y de atención a las personas con discapacidad física y psíquica. Y tengo que agradecer también a Gesmer, por supuesto, a la Asociación de Familiares de Discapacitados Intelectuales la Nostra Casa, a Jose que sigue sumando por este proyecto, aportando, impulsando proyectos bonitos, como fue en su día la terapia con perros, que también se hizo en este centro.
Hoy celebramos este aniversario de algo que ha hecho felices a muchísimas personas, pero que sobre todo ha ofrecido acompañamiento a muchísimas familias también. Desde aquel 3 de septiembre de 2004 han sido 86 las personas que han encontrado en La Nostra Casa su hogar.
Martín fue el primero en llegar, pero después fue Caridad, fue Josefina, quien nos dejó hace un mes y medio, y tenemos un recuerdo muy emotivo para ella. Pero Martín y Caridad están aquí para nosotros, los primeros que entraron a su casa. Son hombres cuyas historias merecen ser contadas y escuchadas, porque de ellas siempre surge una palabra importante, que es la palabra cariño. La empleamos poco, debiéramos emplearla más. El cariño y el cuidado que aquí reciben de todos los profesionales que os volcáis en su día a día.
Hoy también es un aniversario para poner en valor algo también que para mí es muy importante y hablaba con Nacho al principio, la colaboración público-privada, porque con ella llegamos mucho más lejos. Ojalá todos los días surgieran proyectos de este tipo, sería una muy buena noticia para todos.
Valencia cuenta con un tercer sector de acción social, lo sabe Luis muy bien porque además lo capitanea con liderazgo, energía y saber estar, muy potente, muy comprometido, y nuestra obligación es estar a su lado para contribuir a aportar esperanza y hacer realidad sueños y anhelos de personas cuya sonrisa es la mejor de las recompensas que podemos recibir.
Por eso vamos a seguir en este año, el Ayuntamiento ha duplicado las ayudas a proyectos destinados a la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual. Y somos creo que el único ayuntamiento que tiene un director general de discapacidad para hacer posible de forma transversal todos los proyectos que surjan en esta ciudad.
Las de Martín, Caridad, Josefina,… son algunas, pero hay muchas historias en esta casa que nos inspiran y dan sentido a este trabajo, así que no nos lo digas dos veces José, claro que vamos a seguir. Seguiremos, te cogemos el guante.
En estos 20 años hemos sido testigos de cómo esa colaboración entre el Ayuntamiento y la Fundación Esther Koplowitz era tan importante y positiva. Así que vamos a seguir. Junto con los gestores, las asociaciones implicadas, todo ello ha resultado en frutos extraordinarios. Cuando las administraciones y la sociedad civil nos unimos, unimos fuerzas, somos capaces de llegar muy alto, de llegar muy lejos.
Termino, y quiero hacerlo con una anécdota que creo que refleja muy bien lo que se ha construido aquí a lo largo de dos décadas. Hoy ha salido un día un poco gris y me cuentan que siempre que en esta casa se prepara un día importante, pues surge por ejemplo unas nubes que aparecen. Por ejemplo, hace poco teníais prevista una excursión y surgió un día nublado, pero no pasaba nada. Volvisteis a empezar, cambiasteis el plan, evitasteis la tormenta, buscasteis rápidamente un plan B y creo que lo pasasteis incluso mejor compartiendo historias y risas.
Hacéis que evidentemente, aunque llueva fuera, aquí dentro siempre brille el sol. Así que seguir haciéndolo porque es importante para todo. Gracias.”