A continuación reproducimos la entrevista realizada a nuestra fundadora Esther Koplowitz por parte de la Real Academia Nacional de Medicina de España, de quien recibió en septiembre del 2023 la Medalla de Honor por su contribución a la medicina y la investigación biomédica.
ENTREVISTA A ESTHER KOPLOWITZ
Usted está particularmente sensibilizada y comprometida con el mundo de la Salud. De hecho, gran parte de su actividad filantrópica está orientada a la Medicina ¿Cuál es el origen de esta vocación?
Mi vocación empieza siendo una niña, cuando iba a misa, a la salida me encontraba a una señora muy mayor, toda vestida de negro suplicando ayuda. Esta experiencia me permitió darme cuenta de lo importante que es el apoyo emocional y físico a quienes no pueden valerse por sí mismos, motivándome a enfocar mi vocación en el campo de la salud.
¿Es la investigación en las ciencias de la salud en España una asignatura pendiente de nuestro país?
En España tenemos investigadores en ciencias de la salud muy relevantes. Muchos destacan internacionalmente y se han convertido en referentes para la comunidad científica de todo el mundo. No obstante, también es cierto que a veces en España no cuentan con los mismos recursos de los que disponen los investigadores de otros países, lo que hace aún más meritoria su trayectoria. Esta realidad es una de las motivaciones que lleva, desde la Fundación, a impulsar la Investigación Biomédica para luchar contra diferentes enfermedades y mejorar así la calidad de vida de quienes las padecen.
¿Cómo nace la relación entre Esther Koplowitz y la Real Academia Nacional de Medicina de España? ¿Qué iniciativa destacaría de dicha relación?
Mi relación con la Real Academia Nacional de Medicina de España nace de la necesidad de ayudar a través de la Fundación a la Real Academia, donde he tenido la suerte de conocer a dos de sus presidentes, los profesores Eduardo Díaz-Rubio y Joaquín Poch, así como a muchos académicos que me honran con su amistad.
¿Qué se siente, usted que ha recibido tantas distinciones y reconocimientos de máximo relieve, al recibir la medalla de honor de la RANME?
Recibir esta medalla de honor de la Real Academia de Medicina de España (RANME) es un inmenso honor que me llena de profunda emoción y no puedo evitar recordar en este momento a mis padres quienes con su ejemplo me inculcaron los valores del esfuerzo y la humildad.
“Es un grandísimo honor recibir esta medalla que no merezco, pero me atrevo a aceptarla, en nombre de todas aquellas personas, a las que haya podido ayudar a través de la medicina a lo largo de mi vida”. Estas fueron sus primeras palabras al recibir la Medalla de Honor de la RANME. ¿Son todas esas personas la que motivan la actividad social que usted y su Fundación desarrollan?
Efectivamente, todas esas personas son nuestra motivación. Ellas son las que realmente merecerían esta distinción.
La Fundación Esther Koplowitz fue constituida oficialmente en diciembre de 1995. ¿Qué determina su constitución y cuáles son sus líneas de actuación?
Aunque inicialmente se llamaba “Ayuda al Desvalido”, desde el momento en el que se hizo pública la Fundación que presido se ha dedicado a ayudar a numerosos colectivos, entre los que son prioridad los más necesitados de la sociedad.
La principal línea de actuación ha sido la medicina, apoyando tanto la investigación biomédica como actividades clínicas y quirúrgicas. Con la creación del Centro Esther Koplowitz en 2010 se aborda el diagnóstico y tratamiento avanzado de enfermedades complejas neurodegenerativas, cáncer, enfermedades de hígado, respiratorias, etc. Hoy en día es un centro de excelencia donde trabajan más de 300 investigadores.
Otra línea de actuación preferente ha sido la construcción de residencias para personas mayores necesitadas, así como residencias para personas con discapacidad física o psíquica. La Fundación ha apoyado muchísimas otras iniciativas desde su creación, sería imposible mencionarlas todas, pero todas ellas tienen como denominador común ayudar a los necesitados.
Inaugurado en el año 2010 en Barcelona, el Centro Esther Koplowitz es un centro de investigación biomédica orientado al estudio de las causas, diagnóstico y tratamiento de enfermedades complejas. ¿Cómo surge la idea de la creación de este Centro y qué destacaría del mismo?
Esta idea surge de la necesidad de dar un potente impulso innovador a la ya investigación clínica, promoviendo la construcción y equipamiento de un centro de investigación moderno y bien equipado con las tecnologías más punteras.
El Centro Esther Koplowitz, un edificio de siete plantas donde hoy día colaboran más de 1800 profesionales y trabajan 106 grupos de investigación, estudia las causas, diagnóstico y tratamiento de las principales enfermedades, desde las neurodegenerativas hasta las de hígado, sistema digestivo y metabolismo, incluyendo al cáncer y las enfermedades cardiovasculares y renales. En dicho Centro, se abordan en profundidad las preguntas que surgen en la práctica clínica lo que permite encontrar respuestas que rápidamente retornan a la clínica para el beneficio de los pacientes. La labor de investigación lo convierte en un referente mundial con una elevadísima productividad de más de 1400 artículos científicos por año.
Otro proyecto destacado de la Fundación Esther Koplowitz, nacido de su gran sensibilidad hacia los más desfavorecidos de la sociedad, ha sido el proyecto Visión Táctil (PROVITA) ¿En qué consiste?
El proyecto Visión Táctil (PROVITA) me vino a través del Profesor Dr. Joaquín Poch Broto y lo dirigió el Dr. Tomás Ortíz. El objetivo del proyecto fue, analizar la viabilidad científico- técnica de la estimulación táctil pasiva en la palma de la mano en el reconocimiento espacial a distancia de sujetos ciegos.
Para conseguir este objetivo se desarrollaron dos sistemas tecnológicos, un sistema de visión, mediante algoritmos matemáticos potentes, capaces de enviar la información en tiempo real al estimulador táctil, que permitiese generar la información suficiente para que la persona ciega reconociese el estímulo a distancia mediante la mano y otro desarrollar un estimulador táctil, mediante un software específico que variase la frecuencia de vibración de los pines y otro software para controlar los pines táctiles de forma individual, para permitir una estimulación espacial global del estímulo con el fin de que el cerebro reconociese los estímulos ambientales.
Oncología, biología cardiovascular, neurociencias y terapia genética son las cuatro líneas de investigación que se desarrollan en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), otro los proyectos destacados en los que está inmersa la Fundación Esther Koplowitz. ¿Cuál es el compromiso con este Centro?
La Fundación ha dado un importante apoyo al CIMA, Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra, un centro biomédico de investigadores al servicio de la práctica clínica. Es el único centro de España que aúna el proceso completo de producción, desde el laboratorio pasando por los ensayos clínicos con pacientes, hasta el desarrollo de patentes y la puesta en el mercado del producto.
La excelencia quirúrgica es también uno de los fines de su Fundación. ¿Cómo lo desarrollan?
La excelencia quirúrgica es uno de los pilares fundamentales de la Fundación, la he desarrollado a través de iniciativas que combinan innovación tecnológica con un profundo compromiso humano. Un ejemplo clave de este enfoque fue la donación en el año 2006 del primer Robot Da Vinci a la Sanidad Pública Española instalado en el Hospital Clínico San Carlos, de la Comunidad de Madrid.
Gracias al Robot Da Vinci, miles de pacientes se han visto beneficiados de la excelencia de la cirugía robótica en manos de los cirujanos de este hospital público madrileño, debido a las ventajas que aporta esta técnica respecto de otras más convencionales.
Para los pacientes, la cirugía robótica supone estancias hospitalarias más cortas y reduce el riesgo de infecciones, además de aportar mayor seguridad y facilitar una recuperación más rápida. Estas mejoras no sólo influyen en su estado físico sino también tiene un impacto positivo en su bienestar emocional al reducir la ansiedad y la incertidumbre asociada a una hospitalización prolongada.
Los pacientes pueden afrontar la cirugía con mayor tranquilidad, además, al regresar antes a casa y reunirse con sus seres queridos, se fortalece su apoyo emocional lo que contribuye a una sanación más completa y efectiva.
“Recibir la medalla de honor de la RANME es un inmenso honor que me llena de profunda emoción»
Entrevista a Esther Koplowizt
Por otro lado, para los profesionales sanitarios el Robot Da Vinci representa una herramienta que incrementa la precisión en cada intervención. La visión tridimensional que proporciona, amplia el campo de visión del cirujano, permitiendo una mayor exactitud especialmente en procedimientos que requieren una disección minuciosa o en áreas de difícil acceso. Así mismo elimina cualquier posible temblor en los movimientos, lo que es esencial en las intervenciones delicadas.
Sin embargo, la excelencia quirúrgica no solo se mide por los avances tecnológicos sino también por la empatía y el trato humano que los profesionales ofrecen a los pacientes. Los cirujanos no sólo buscan realizar intervenciones perfectas desde el punto de vista técnico, sino también generar confianza y tranquilidad en sus pacientes.
Sabiendo que estos momentos son cruciales para ellos y sus familias. La Fundación sigue promoviendo una excelencia que va más allá de la tecnología fomentando un entorno donde los avances médicos y el cuidado humano se complementan, para mejorar la vida de los pacientes. Esta combinación de innovación y humanidad es clave en las actuaciones de la Fundación.
¿Y la Obra Social?
Una de las principales actuaciones de la Fundación fue la construcción y equipamiento de dos residencias en Madrid y Barcelona para mayores de escasos recursos, dependientes o asistidos. Concretamente en la residencia de Madrid, ubicada en Villalba, viven 170 plazas internas más 30 en centro de día.
Igualmente se han construido residencias para discapacitados físicos o psíquicos y en algunas ocasiones ambas a la vez, en Valencia, La Nostra Casa con 64 plazas y en Madrid para la Fundación Nido gestionada por los propios padres. Así mismo la Fundación construyó una terraza como parque urbano y zona de ocio en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en el servicio de Psiquiatría del niño y de adolescentes, donde más de 400 niños enfermos han disfrutado hasta hoy de la terraza y el parque. A través de la fundación he colaborado entre otras muchas, con enfermos (cáncer, sida, drogadicción, esclerosis múltiple, E.L.A., lepra etc.), becas a estudiantes universitarios, la Fundación ha dado alrededor de 2400 becas, muchas de ellas en el ámbito de ciencias de la salud.
Madre de tres hijas, Esther, Alicia y Carmen, que son el eje de su vida junto con los nietos que cuida al máximo. En este contexto cómo compagina además la alta intensidad de su agenda social y vida profesional.
Realmente vida social no tengo, mi vida transcurre trabajando.
De todos los proyectos en el campo de la medicina que usted y su Fundación impulsan. ¿De cuál está más orgullosa de los realizados?, y ¿en cuál está más ilusionada de los que están en ejecución?
Todos los proyectos realizados me llegan al fondo del corazón y diría que, del alma, especialmente las Residencias para mayores y discapacitados.
Ahora mismo con el estoy más ilusionada es con mi colaboración con la Real Academia Nacional de Medicina de España, así como con un proyecto en marcha ya, que creo pronto podré darlo a conocer. Un proyecto que realizo con la doctora e investigadora Ángela González, con quien estoy colaborando.
Para concluir esta entrevista a Esther Koplowitz, cuéntenos acerca de sus objetivos y retos para el futuro.
Seguir ayudando a los colectivos más necesitados. Quiero terminar esta entrevista agradeciendo efusivamente al Presidente de la Academia, Prof. Díaz-Rubio, por su apoyo en la concesión de la Medalla y felicitándole por su excelente labor en esta Institución.
Esta entrevista a Esther Koplowitz fue publicada en el Boletín de la Real Academia Nacional de Medicina · Número 32 (2ª época) · Enero/Junio 2024