Comprometidos con la investigación biomédica: un pilar esencial para el futuro de la salud

Abr 30, 2025 | Salud

En la Fundación Esther Koplowitz creemos firmemente que la investigación científica es uno de los motores más poderosos para mejorar la calidad de vida de las personas. Por ello, uno de los pilares fundamentales de nuestra actividad filantrópica es el apoyo continuado a la investigación biomédica, un campo que avanza a gran velocidad y que requiere de recursos estables, visión a largo plazo y compromiso con la excelencia.

Qué es la investigación biomédica y por qué es tan importante

La investigación biomédica es el campo de estudio que permite comprender cómo funciona el cuerpo humano, cómo se originan las enfermedades y qué caminos pueden seguirse para prevenirlas, diagnosticarlas y tratarlas. Va mucho más allá del laboratorio: es una disciplina que combina la biología, la medicina, la química y la tecnología con un objetivo común, mejorar la vida de las personas.

Las fases de la investigación biomédica: un recorrido riguroso hacia la innovación médica

La investigación biomédica es un proceso complejo y meticuloso que avanza por etapas bien definidas. Cada fase cumple una función específica dentro de un itinerario que puede durar años, pero que es imprescindible para garantizar que los nuevos tratamientos y terapias sean seguros, eficaces y beneficiosos para los pacientes. Este recorrido se estructura, generalmente, en cuatro grandes fases:

1. Investigación básica: comprender para avanzar

Todo comienza en los laboratorios, donde investigadores especializados se dedican a estudiar los mecanismos fundamentales de la biología humana. En esta etapa se exploran las bases celulares, genéticas y moleculares de los procesos biológicos, así como el comportamiento de los organismos frente a determinadas condiciones o enfermedades. La investigación básica no busca directamente una aplicación clínica inmediata, pero constituye el pilar sobre el que se construyen las siguientes fases.

2. Investigación preclínica: del laboratorio al modelo experimental

Cuando un hallazgo básico muestra potencial terapéutico, se inicia la fase preclínica. En este punto, se prueban nuevas moléculas, tratamientos o tecnologías en modelos celulares o animales para evaluar su seguridad y eficacia inicial. El objetivo es comprobar que el nuevo enfoque funciona en sistemas vivos y que no presenta efectos adversos significativos. Los resultados obtenidos en esta fase son clave para decidir si merece la pena avanzar a la siguiente etapa.

3. Ensayos clínicos: validación en seres humanos

Superada la fase preclínica, comienza la investigación clínica, que se desarrolla a través de ensayos controlados en personas. Estos ensayos se dividen en varias fases (I a IV) y tienen como propósito estudiar cómo responde el cuerpo humano al nuevo tratamiento: su seguridad, la dosis adecuada, los posibles efectos secundarios y, por supuesto, su eficacia terapéutica. Cada una de estas fases implica una evaluación estricta y regulada por comités éticos y autoridades sanitarias, garantizando siempre la protección de los participantes.

4. Aplicación clínica y seguimiento postcomercialización

Una vez demostrada la seguridad y eficacia, y tras la aprobación de las agencias regulatorias, el tratamiento puede incorporarse a la práctica médica habitual. No obstante, el proceso no termina ahí. Se inicia una fase de seguimiento postcomercialización para observar su desempeño en un entorno real, detectar posibles efectos a largo plazo y ajustar su uso si fuera necesario. Esta última etapa también ofrece valiosa información para futuras investigaciones.

La importancia de invertir en investigación biomédica para transformar vidas

Invertir en ciencia no es solo apostar por el progreso, sino también por la esperanza. Los grandes avances médicos que hoy consideramos cotidianos fueron, en su momento, el fruto de años de investigación. Desde nuevos tratamientos contra el cáncer hasta terapias innovadoras para enfermedades neurodegenerativas, la investigación biomédica es la base sobre la que se construye el futuro de la medicina.

En este sentido, desde la Fundación Esther Koplowitz contribuimos activamente desde hace décadas a generar un entorno donde el talento investigador pueda desarrollar su potencial, facilitando la creación de equipos multidisciplinares, infraestructuras punteras y proyectos de gran impacto social.

Formación y talento joven: la base del futuro científico

El avance de la investigación biomédica no depende solo de infraestructuras o financiación, sino también —y sobre todo— de las personas que la hacen posible. Fomentar vocaciones científicas y ofrecer oportunidades reales de desarrollo a jóvenes investigadores es clave para garantizar la continuidad del progreso en el ámbito de la salud.

En un entorno tan complejo como el de la ciencia biomédica, resulta fundamental apostar por programas de formación, entornos de trabajo estimulantes y modelos de acompañamiento que permitan al talento emergente desplegar todo su potencial. La construcción de una comunidad científica sólida comienza por abrir las puertas a las nuevas generaciones, ofreciéndoles no solo conocimiento, sino también confianza, reconocimiento y horizonte profesional.

Desde distintos centros de investigación, universidades y hospitales con los que colaboramos, se generan espacios donde ese talento puede crecer, colaborar y aportar nuevas miradas

Apoyamos investigaciones que cambian el rumbo de enfermedades crónicas

Recientemente, un equipo del Hospital Clínic, ubicado en el Centro Esther Koplowitz de Barcelona, ha identificado un factor clave en la aparición de la fibrosis hepática, un hallazgo que podría abrir la puerta a nuevos tratamientos para esta enfermedad crónica del hígado. Este tipo de descubrimientos demuestran la importancia de contar con centros de investigación bien dotados y con equipos científicos de alto nivel.

Desde la Fundación, celebramos cada avance como un logro colectivo y renovamos nuestro compromiso para seguir impulsando investigaciones que tengan el potencial de transformar la vida de millones de personas.

Colaboración público-privada: clave para la excelencia científica

Uno de los factores diferenciales de nuestro modelo de apoyo a la investigación es la colaboración estrecha entre instituciones públicas, hospitales, universidades y entidades privadas. Esta sinergia permite acelerar los procesos de innovación, facilitar la transferencia de conocimiento y optimizar los recursos en beneficio de toda la sociedad.

Desde la Fundación Esther Koplowitz hemos sido pioneros en establecer puentes entre los distintos agentes del ecosistema científico, contribuyendo de manera activa al desarrollo de proyectos estratégicos de gran relevancia en el ámbito nacional e internacional.

Centro Esther Koplowitz: un referente en investigación biomédica en Barcelona

Inaugurado en 2010, el Centro Esther Koplowitz (CEK) es uno de los máximos exponentes de nuestro compromiso con la ciencia. Ubicado en Barcelona, este centro es la sede de más de 500 investigadores vinculados al Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), el Hospital Clínic de Barcelona, la Universidad de Barcelona y el CSIC.

El edificio, diseñado para fomentar la investigación traslacional, cuenta con laboratorios de última generación, espacios de colaboración y áreas dedicadas a la docencia. Su objetivo es claro: acelerar la transferencia de los descubrimientos científicos a la práctica clínica, mejorando así los diagnósticos, tratamientos y la atención sanitaria que reciben los pacientes.

El CEK se ha convertido en un punto neurálgico para la investigación biomédica en España, y un ejemplo de cómo la filantropía puede dejar una huella profunda y duradera en el ámbito científico.

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