testimonios
Historias
Antonio Gil
educador social, Residencia de Barcelona, Fort Pienc
Desde el año 2007.
La principal característica es que es una residencia grande, lo cual es una ventaja, por la cantidad de medios disponibles (personales y materiales) como una desventaja, por la cantidad de personas que hay que atender a todos los niveles.
La principal característica es que es una residencia grande, lo cual es una ventaja, por la cantidad de medios disponibles (personales y materiales) como una desventaja, por la cantidad de personas que hay que atender a todos los niveles.
Aparte de la anterior, creo que estriba en su naturaleza pública, lo cual permite una filosofía de atención mucho más cercana a las personas que viven en ella.
La celebración del 10º Aniversario fue una jornada festiva en toda regla, ya que se celebró el 23 de abril, coincidiendo con la diada de Sant Jordi Se celebró en la terraza de la residencia, con decoración adecuada y la participación de las familias, voluntarios y una representación de la Fundación, con un programa denso.
Comenzamos con la actuación por la mañana de índole más festiva, (Los Marxosos de Sta. Coloma), la entrega de libros y rosas, enviados por la Fundación, junto con la firma del autor. Los voluntarios de FCC también hicieron entrega de un obsequio que ellos mismos habían preparado, además de participar en la entrega de los libros y las rosas a todos los residentes, incluyendo a aquellos que, por su estado, no pudieron acudir a la terraza.
Después compartimos un refrigerio, y por la tarde continuamos con la celebración en la terraza, con la intervención el autor (Athané) junto con dos guitarristas y el recitado de algunos de sus poemas. También se interpretaron piezas clásicas de guitarra y algunas originales de los propios artistas.
Fue una velada muy intensa, que como viene siendo habitual, se llevó a cabo gracias al compromiso de un gran equipo de profesionales de la residencia, arropados por los voluntarios tanto de FCC, la Fundación y los familiares.
Largas y complejas. Todas las pequeñas cosas que pueden suceder en una casa, aquí suceden también, pero multiplicadas por el factor del número de personas que viven en ella. Y lo que en una casa podría considerarse permisible, aquí no puede serlo.
Una vez más, el trato con las personas. A veces hay personas que me han dicho «Yo no podría hacer un trabajo como el tuyo». En mi caso, a mí lo que me resultaría imposible, sería trabajar en una fábrica.
Por la parte material, es una aportación fundamental, la del propio edificio, sin el cual el proyecto, como es ahora, no existiría. Pero prefiero ir más allá y quedarme con la aportación espiritual, que también tiene una expresión material, al acompañarnos en muchos hitos de la vida de la residencia, como en los aniversarios, navidades o con el voluntariado, sin ir más lejos.
Como uno de los responsables del mismo por parte de la Residencia, creo que es una valiosísima aportación. Podríamos dividirlo en dos grandes bloques, el de las actividades concretas, como charlas y espectáculos, más esporádicas, pero que perduran en el recuerdo, junto con las visitas semanales de los voluntarios.
Si tuviera que elegir, me quedaría con esta última, porque la compañía y el calor humano son importantísimos para los residentes a los que acompañan, como una parte más de la gran familia de Fort Pienc. Afortunadamente, no tengo que elegir.
Como decía, recuerdan más las actividades «grandes», como las actuaciones que nos han enviado, o las charlas sobre temas de su interés, porque llegan a una mayoría. Sin embargo, los acompañamientos de los voluntarios tienen un impacto mucho más hondo en las personas que participan con ellos.
Una de mis tareas es preparar la sala polivalente donde se celebra la misa, informar a los residentes y acompañar a los residentes que quieran acudir.
Una señora recién ingresada pasó algún tiempo refiriéndose a mí como «el sacristán», por este motivo.
Posiblemente, un día que haciendo un taller, conseguí que una señora con un deterioro cognitivo muy acentuado participase activamente, cosa que nunca hacía (y que no volvió a hacer).
No fue más que poco más de un cuarto de hora, sin embargo, creo que además de la interacción, tuvo un rato agradable.
Ella falleció poco después. Esa es la naturaleza de nuestro trabajo.
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