testimonios

Historias

Benjamín Barrios

residente, Residencia Nuestra Casa, Madrid

“Aprendemos y hacemos nuestras terapias con alegría, en un ambiente familiar de cariño.”

 

¿Qué edad tiene usted?

Tengo 81 años.

 

¿A qué se dedicaba antes de jubilarse?

A muchas cosas. Al campo desde los 8 años, fui al colegio pero en los años del hambre era difícil seguir. Luego hice hoyos para plantar viñas y olivos. Tras eso fui albañil unos años.

Al tiempo trabajé en una alcoholera haciendo alcohol, lisos y mistela. Por último fui guarda de una finca durante 42 años. Menos escribir a máquina he hecho de todo.

 

¿Cuántos años lleva en la residencia?

Seis años.

 

¿Qué le gusta hacer?

Sobre todo cuidar la huerta y salir a andar. Salgo todas las mañanas, a por el periódico y le traigo cosas a algunos compañeros que me piden algo.

Ayudo lo que puedo. Riego mi huerta cada tres días y la cuido para que esté limpia.

 

¿Cómo surgió la idea de la huerta?

Lo propuse yo, porque el trozo de tierra estaba abandonado y a mi cuidar la tierra me gusta desde pequeño. Al director le pareció bien y empecé con ello.

 

¿Qué planta en la huerta?

Tomates, pepinos, lechugas, berenjenas, calabacines, girasoles y este año plantaré calabazas a ver si hay suerte. Pero sobre todo depende de la época del año. Ahora tengo plantados ajos que recogeré para el mes de junio.

 

¿Cómo se cuida una huerta?

Trabajando.  Lo primero es preparar la tierra, poner las plantas y abonar. Hay que ser cuidadoso en regarlo cuando se debe y mantener el terreno limpio. Lo principal es que no tenga malas hierbas.

Hay que estar también muy pendiente de que las plantas no cojan ningún “mal”. El tomate coge el mal de la araña roja y se secan todos los tomates.

 

¿Cómo valora la aportación de la Fundación de Esther Koplowitz a este proyecto?

Nos viene muy bien a todos lo atentos que están a nosotros. Me gustan las conferencias, sobre todo cuando son temas de los que entiendo un poco.

 

¿Alguna anécdota que nos quiera contar?

Podría tener anécdotas todos los días porque los pasamos bien que es lo importante, nos juntamos, uno dice una cosa, otro otra, y nos hartamos a reír con los compañeros.

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