testimonios

Historias

Silvia Concejal Cabrero

terapeuta ocupacional

 “Lo mejor es poder conocer a personas que han tenido una vida tan larga e interesante y poder ayudarles a que sigan almacenando en su memoria momentos satisfactorios.”

 

¿Desde qué año trabaja en la residencia?

Desde el 2001.

 

¿Cómo son las 24 horas en la Residencia?

Bueno, creo que es similar a una casa con una gran familia. Hay tiempo para el deporte, el ocio, hacer deberes, dedicar un tiempo a las labores…

No sólo se trata de realizar tratamientos con nuestros residentes, sino que hay una relación cercana con ellos. Intentamos que con las actividades se sientan en un nuevo hogar y cubran todas sus necesidades a nivel funcional, cognitivo y psicológico.

 

¿Qué es lo que más le gusta de este trabajo?

Lo mejor es poder conocer a personas que han tenido una vida tan larga e interesante y poder ayudarles a que sigan almacenando en su memoria momentos satisfactorios. El recibir su cariño y gratitud.

 

¿Qué actividades se hacen en la Residencia?

Sería imposible explicar en pocas palabras todas las actividades que se realizan en el Centro. Para que se puedan hacer una idea les explicaré que existen varios programas de actividades diarias implementados por los departamentos de Terapia Ocupacional, Fisioterapia, Animación Sociocultural y Psicología que están orientados a cubrir las necesidades físicas, psíquicas, cognitivas y sociales de nuestros residentes. Son actividades y tratamientos semanales que les ayuda a tener una rutina en sus vidas, y así  orientarse.

Además de estos programas se realizan actividades extraordinarias relacionadas con las festividades del año (carnaval, navidad, San Isidro…) y los cumpleaños de los residentes, en las que el equipo interdisciplinar se coordina para que los usuarios disfruten de la música, el teatro, concursos, la gastronomía…

Gracias al programa de conferencias de los Viernes de la Residencia se ha conseguido abrir nuestro centro al exterior al darnos la oportunidad de recibir a personas ilustres de todos los ámbitos de la cultura, el deporte y la ingeniería entre otros,  que nos han ayudado a conocer más nuestro mundo, acercándonos a hechos del pasado, presente y futuro, que hacen volar la mente de todos a horizontes que hasta ahora no habíamos imaginado.

 

¿Qué actividades les gustan más a los mayores?

Es difícil elegir una en concreto de todas las que hay; los intereses de nuestros residentes son variados, pero supongo que las actividades que más expectación causan y en las que participa más cantidad de personas son las actividades extraordinarias relacionadas con la música.

Además se adaptan a las capacidades de todos los residentes, pudiendo disfrutar de ellas aquellos que son válidos como los que tienen deterioro cognitivo. La música es un lenguaje universal que nos emociona a todos.

Y también Internet, ¿cómo ha llegado la tecnología a los mayores?

Sí, dentro de las actividades de Terapia Ocupacional se ha incluido un taller de informática, que despierta mucho interés entre nuestros residentes. Todo fue posible a la donación de ordenadores portátiles por parte de la Fundación de Esther Koplowitz.

 

 Desde entonces, nuestros residentes han aprendido a comunicarse con familia través de Internet, consultar páginas de su interés y han podido volver los pueblos y calles en las que nacieron a través de Google Earth. Estimulan la memoria y escriben artículos para la revista del centro. Todos se sienten muy satisfechos por poder manejar una tecnología que hasta ahora observaban como algo inalcanzable, que no era para ellos. Les hace sentirse más integrados en la sociedad actual.

 

¿Alguna anécdota que quiera compartir?

Tras tantos años de trabajo mi mente está llena de buenos recuerdos, pero me gustaría compartir una anécdota que ocurrió en la fiesta de carnavales de hace unos tres años.

Habíamos elegido como temática de ese año Blancanieves y los siete enanitos, y como todos los años los residentes y el equipo nos habíamos disfrazado para la ocasión.  Para comenzar la fiesta íbamos a proyectar una representación del tradicional cuento, pero nuestro equipo audiovisual falló y nos encontramos colgados delante de casi noventa residentes expectantes.

Así que decidimos entre todo el equipo convertirnos en actores y representar nosotros mismos la obra, sin ensayos ni diálogos aprendidos. Sorprendentemente fuimos improvisando y logramos que el espectáculo continuara. Al acabar la obra y recibir los aplausos nos sentimos muy bien.

La verdad es que nos divertimos mucho y los residentes al completo nos felicitaron. Muchos nos preguntaban cuanto habíamos ensayado para hacerlo también, y cuando contestamos que nada no podían creérselo.

Nos dijeron que era la mejor fiesta de todas las que había habido en el centro, que con ella los habíamos dados años de vida. Es muy bonito recibir esas palabras y por un hecho tan espontáneo.

 

¿Cómo valora la aportación de la Fundación de Esther Koplowitz a este proyecto?

Llevo en el centro desde su inauguración y durante todos estos años la Fundación ha estado siempre presente para mejorar la calidad de vida de nuestros residentes, escuchándolos y siendo conscientes de sus inquietudes.

Se ha implicado en la organización de actividades para el conjunto de ellos, y además se han involucrado en atender las necesidades de cada persona. La Fundación de Esther Koplowitz es una parte muy activa de la vida de la residencia y nuestros residentes sienten un gran cariño por ella.

 

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